Polyfonatura, Mejor Documental de la X Muestra de Cine con la Naturaleza ForadCamp 2021

Autora: Daniela Reyes Gutiérrez 

Polyfonatura es un documental que registra un estudio sonoro del proceso creativo de un personaje llamado Eirik Havnes. En la película lo acompañamos a coleccionar sonidos de la naturaleza con sus micrófonos “artesanales” y vemos cómo los convierte en composiciones musicales. Este corto nos muestra una manera particular de experimentar la naturaleza a partir del sonido, que se vuelve aquí más primordial que la imagen. 

En esa medida el tratamiento sonoro nos hace escuchar todo desde la mente del protagonista, alternando entre lo que está escuchando y lo que se imagina que quiere hacer con eso. Jon Vatne, el director, construye en su película una experiencia más sensorial que narrativa, que nos invita a escuchar la naturaleza mientras lo acompañamos en medio de sus dudas creativas.

Polyfonatura ha participado en el Odense International Film Festival, en el Camerimage Film Festival, en el Norwegian Short Film Festival y fue premiado en esta edición del ForadCamp como Mejor Documental. El jurado destacó la relevancia del proceso de investigación detrás de la película y la habilidad para transmitir en un lenguaje cinematográfico la experimentación artística con el sonido del personaje principal. Polyfanatura ganó este premio, según el jurado, “…por su pulcritud en el uso de la imagen, el sonido y el montaje. Y por el placer que nos provoca como espectadores el hecho de poder compartir esta experiencia”.

Bird boy: “Me dijo que fuera bueno con los pájaros, porque nuestras almas vuelan al cielo entre sus alas”

Autora: Daniela Reyes Gutiérrez


Reshat es un niño de 12 años que vive en Azerbaiyán, rodeado de campos de petróleo que afectan la calidad del agua. Es el protagonista de Bird boy, un cortometraje dirigido por Simon Lereng Wilmont, que forma parte de una miniserie televisiva titulada Kids on the Silk Road. La serie es una compilación de 15 historias protagonizadas por niños que tienen entre 11 y 14 años de edad, provenientes de 15 países a lo largo de la Ruta de la Seda. Cada historia muestra cómo los personajes lidian con los retos de la vida en el marco de sus contextos culturales y sociales. Todos son relatos en apariencia pequeños pero capaces de tocar en profundidad y de manera emotiva y conmovedora temas universales acerca del significado de crecer. 

En este caso tenemos la historia de Reshat. Según él, el agua de donde vive ayuda a limpiar heridas pero hay que tener cuidado de que no caiga en los ojos y no hay que beberla, sobre todo si huele a petróleo. Pero lo que más le gusta de donde vive son las palomas que suelen pasearse por el cielo. Él extraña a su papá, que murió recientemente y que también era amante de los pájaros. “Me dijo que fuera bueno con los pájaros, porque nuestras almas vuelan al cielo entre sus alas”, dice Reshtat. Es común en su región entrenar y criar palomas, por lo que a él se le ocurre que, en memoria de su padre y por amor a los pájaros, debería convertirse en el mejor entrenador de palomas. Sin embargo, en medio de la persecución de su sueño se pregunta sobre lo que verdaderamente implica cuidar y amar a otro y sobre el significado de la libertad y la felicidad. 

El director tiene una gran habilidad para acercarse a esta historia de una manera tan íntima y espontánea, que por momentos dudamos de si lo que estamos viendo es realmente un documental. Los personajes actúan con tanta naturalidad y confianza como si la cámara no estuviera ahí y el montaje se asemeja más al de una película de ficción. Todas las preguntas que el director pudiera querer hacer sobre esta historia, las hace a través de Reshat y las conversaciones que tiene con el resto de personajes. La película combina reflexiones de Reshat en voz en off, con escenas de observación filmadas con una cámara que está muy cerca de las situaciones que observa y que impresionan por su naturalidad y espontaneidad. 

Bird Boy fue estrenado en el IDFA y este año fue parte de la selección oficial del ForadCamp.

Ulisses, una historia de un cautiverio o una historia de amor

Autora: Daniela Reyes Gutiérrez

El 19 de noviembre de 1980 una orca bebé fue retirada de su hábitat natural en Islandia y le dieron el nombre de Ulisses. Fue trasladada al parque acuático de Tarragona y luego se convirtió en una de las estrellas más aclamadas por el público del zoológico de Barcelona por más de 10 años. Finalmente, en 1994 la trasladaron al Sea World de San Diego en Estados Unidos y continuó siendo parte de espectáculos acuáticos. Ulisses es a la vez el relato del cautiverio de una orca y una historia de amor entre ella y su entrenador, Albert López.

El director Joan Bover Raurell mezcla material de archivo con material grabado en la actualidad y construye una estructura no lineal. La historia está compuesta por dos líneas narrativas: en la línea del presente vemos a Albert, de mayor, muchas veces en planos contemplativos frente al mar; en la línea del pasado, vemos la historia de cómo Ulisses perdió su libertad para convertirse en la atracción de un zoológico y, en medio de su cautiverio, desarrolla una estrecha relación con Albert. A su vez, cada línea maneja una estética diferente que nos acerca o nos aleja de lo que estamos viendo. En general, el tono de la línea del pasado es de un documental expositivo, que tiene momentos expresivos cuando nos muestra la relación entre Albert y Ulisses. En cambio, el tono de la línea del presente es más observacional y a la vez contemplativo y nostálgico, lo cual nos hace sentir más cerca del personaje de Albert. La contraposición de estos dos tiempos y tipos de escenas nos hace sentir, por un lado, una gran emotividad por la relación tan cercana que se construye entre ambos personajes pero, por otro, nos hace cuestionarnos acerca de la ética detrás del cautiverio de animales y del hecho de utilizarlos como objeto de entretenimiento de masas.

Por ejemplo, podemos ver una escena en donde Albert cuenta cómo un día Ulisses le salvó la vida, mientras vemos planos de ellos dos bajo el agua y otra en donde un narrador en off explica que una vez mantuvieron a la orca durante 3 horas por fuera del agua. Esta contraposición nos hace cuestionarnos a lo largo de toda la película la connotación objetual e inferior que le damos a los animales y nos genera sensaciones ambivalentes. Por un lado, como espectadores, al ver a Albert de mayor, después de ver cómo jugaba, abrazaba y cuidaba a Ulisses en su juventud, soñamos con el momento de su reencuentro; pero, por otro, soñamos con que Ulisses consiga por fin su libertad y regrese al mar. Sin embargo, ambos finales no son posibles y la narrativa de la película juega a poner estas dos posibilidades en tensión. 

Ulisses ganó el premio del público este año en el ForadCamp y además ha participado en el Festival de Cine Solidario de Guadalajara, el Festival de Cortometrajes K-Lidoscopi y el Festival de Cine de Lanzarote.

Waldstück: ¿cómo poner en escena la rememoración de un escenario del horror que la naturaleza ha ido sepultando con el tiempo?

Autora: Daniela Reyes Gutiérrez

Un bosque en Brandenburg, 50 km al este de Berlín, fue una vez un campo nazi de trabajos forzados. La naturaleza se encargó de sepultar todos los vestigios de lo que fue alguna vez un escenario de horror y tortura. Waldstück, dirigido por Hans Schilling, es un documental performativo en blanco y negro, en el que se le propone a una mujer mayor que vive cerca del bosque, a tres conservadores de monumentos y a dos amantes de tumbas de guerra, buscar vestigios del campo de trabajos forzados en ese lugar. Nos recuerda un poco a Shoah, de Claude Lanzmann, un proyecto documental en el que el director le propone a víctimas, testigos y verdugos del holocausto, visitar espacios que alguna vez fueron escenarios de tortura y exterminio de comunidades judías, y narrar en ellos lo que recuerdan de haber vivido ese momento histórico. 

En el documental de Hans Schilling, el director le propone a los personajes, en medio de la búsqueda de vestigios, leer fragmentos de la autobiografía de Walter Grundwald, un sobreviviente del campo de Wulkow. Durante el tiempo en el que fue prisionero, llevaba un registro de todo lo que pasaba en un diario. Después de salir de ahí, se comprometió con revelarle al mundo las experiencias que vivió en la Alemania nazi. En la película, los personajes son filmados leyendo fragmentos del diario y luego opinan y debaten al respecto hablando directamente con la cámara. Detrás de ella, el director no es un sujeto pasivo; al contrario, cuestiona y confronta a quienes filma y decide dejar sus preguntas en el montaje final, para mostrar su postura. Es impactante ver cómo en muchos casos todo lo que leen los personajes es información que desconocen totalmente y es a partir de este ejercicio que se revela que todavía hay muchas cosas de ese tiempo que no se saben. Pero también impacta cómo hay opiniones encontradas con respecto a si lo que se vivió ahí realmente fue un horror irreparable y al miedo de que algo así se vuelva a repetir. 

Al final, esta película se pregunta cuáles son las consecuencias de que la cultura de la preservación de la memoria desaparezca y lo pone en escena de una manera ingeniosa, impactante y confrontativa. Berlín es una ciudad que parece estar reconstruida bajo la necesidad imperativa de no borrar la memoria de todo lo que sucedió ahí. Pero Waldstück nos hace ver que a lo mejor esto no es tan necesario y fundamental para todos sus habitantes. Mientras unos personajes afirman que la deuda histórica ya debería estar saldada y que horrores como el holocausto han ocurrido en todo el mundo, pero no se les ha prestado tanta atención, otros se preguntan si la mejor forma de no olvidar que esto pasó es sacar a la luz estos lugares de tortura que han quedado sepultados con el tiempo, o dejar que la naturaleza los oculte y tener que hacer un ejercicio constante de ir a buscarlos y a reflexionar sobre ellos. 

Waldstück fue parte de la selección oficial de esta edición del ForadCamp, además de haber ganado el Achtung Berlin New Berlin Film Award como Mejor Cortometraje documental y haber participado en festivales como DOK Leipzig y el Minsk International Film Festival, entre otros.

Midnight Kids: seis meses de noches de sol

Autora: Daniela Reyes Gutiérrez


Ultaquiagvik es una ciudad ubicada en el punto más al norte de Alaska, 555 km más allá del Círculo Polar Ártico. Solo es posible acceder por vía aérea. Aquí, durante seis meses al año no es posible ver la luna y durante seis meses solo se puede ver la luz del sol. Midnight Kids, dirigido por Maxence Vassilyevitch, es un documental de observación que retrata cómo viven los jóvenes inuit el verano y hacen de su ciudad y sus campos de hielo, su patio de juegos. 

En la película vemos cómo, mientras estos jóvenes juegan, los glaciares se derriten, barcos abandonados se rodean de basura y restos de animales marinos muertos se arrastran desde el mar hacia la orilla. En varias escenas vemos que la vida y la muerte transcurren en un mismo tiempo y espacio sin que nada las detenga. 

Midnight Kids está narrada a través de un joven inuit, que cuenta cómo desde un día que en un juego de adolescentes bebió más de la cantidad que debía de una bebida energética, empezó a tener un problema cardíaco que le generó a su vez problemas de ansiedad y ataques de pánico. Desde entonces su vida es diferente. 

Pero desde siempre ha soñado cómo sería vivir en otro lugar. Muchas de sus preocupaciones y angustias coinciden con las que muchos jóvenes de otras partes del mundo viven hoy en día y se resumen en una sola cosa: la incertidumbre del futuro y la pregunta de si irse o quedarse será la mejor decisión. Su voz aparece siempre en off, en muchos casos mientras recorre la ciudad en una cuatrimoto. Estos recorridos son alternados con planos del paisaje  y de sus amigos disfrutando este verano polar con una luz que se apagará solo al final de la estación.

Este documental participó en el Ji.Hlava International Documentary Film Festival y fue parte de la selección oficial de esta edición del ForadCamp.

La Ramada, un paisaje en destrucción

Autora: Daniela Reyes Gutiérrez 

La Ramada es uno de los puertos más importantes de Perú. Es recordado por muchos como un paisaje lleno de fauna y flora. Sin embargo, desde que las playas del norte de este país empezaron a desaparecer a causa de la erosión costera, el cambio climático y el crecimiento urbano, este puerto dejó de ser como muchas personas lo recuerdan. La Ramada, dirigida por Fernando Torres Salvador, es un documental de personaje sobre la desaparición de este paisaje, que nace de una motivación personal y a la vez de una preocupación socio-política del director.

Jaime Estrada, el protagonista de la película, es el último pescador artesanal y guardián del puerto. Hoy en día sigue utilizando técnicas tradicionales de pesca de hace dos mil años y dedica sus días a proteger lo que todavía queda de la playa. A través de la historia de vida de este pescador, el director habla del impacto que tiene la destrucción de las playas en la pesca, la economía del país y la calidad de vida de las y los habitantes de estas costas. 

La desaparición de playas en Perú es un tema preocupante. Hay varias que ya no existen y otras que están por desaparecer y el Estado ignora por completo esta realidad. Fernando Torres Salvador trata este tema a partir de un enfoque emotivo y poético, en el que el pescador y la naturaleza son los protagonistas y narradores de la historia. La película alterna momentos de observación con puestas en escena del personaje hablando a cámara. Su discurso es un testimonio que, en un tono poético, reivindica el cuidado y la preservación de estas zonas. Algo particular de este cortometraje es que mientras que la cámara se concentra en darle protagonismo al personaje, el sonido hace de la poca naturaleza que queda, la protagonista de la historia, poniéndola en varias escenas en primer plano sonoro. 

Antes de llegar al ForadCamp, esta película ha tenido un recorrido por 26 festivales y ha sido premiada en Cinéma sous les étoiles, el Festival Internacional de Cine de América y el Kolkata Shorts International Film Festival, entre otros. 

Un día, en las costas marroquíes, hace ciento cincuenta años, miles de antílopes juntos se arrojaron al mar

Autora: Daniela Reyes Gutiérrez 

“Un día, en las costas marroquíes, hace ciento cincuenta años, miles de antílopes juntos se arrojaron al mar”. El cortometraje Les Antilopes está inspirado en esta cita de Marguerite Duras, con la que ella introduce un texto sobre la muerte y el suicidio, publicado en Les Cahiers du Cinema. Según Maxime Martinot, el director, la belleza de este texto, que fue lo que lo inspiró a hacer su película, está en la incertidumbre de saber si se trata de una leyenda o de algo que pasó en realidad. Lo que él hace es utilizarla como una metáfora para hablar de acontecimientos políticos contemporáneos y acaba realizando una pieza audiovisual, en parte ensayística y en parte poética.

La película empieza con una imágen de un dron en el cielo y luego, una voz en off sobre imágenes de antílopes atravesando distintos paisajes, nos cuenta la fábula de Marguerite Duras. Según la narración, los antílopes, pese a no ser animales que tienden a emigrar, migraron desde distintos territorios de África a un punto de encuentro en concreto, un día específico, para llevar a cabo un suicidio colectivo. Maxime Martinot construye una narración en la que cuestiona la decisión de este acuerdo mortal que, según la película, obedece a una decisión individual compartida y no a un acuerdo colectivo, como si todos hubiesen llegado allá por su cuenta, sin saber que los demás pretendían lo mismo.

El director utiliza esta fábula como una metáfora para hablar de la actualidad política mundial y, progresivamente, utilizando música incidental y con un montaje que pasa de ser contemplativo a frenético, combina los planos de los antílopes con imágenes de archivo de protestas en Chile y de Black Lives Matter. Para él, lo que compartimos las personas con los antílopes, es una necesidad de avanzar en sociedad, por razones de vida o muerte y de luchar colectivamente por una misma causa. Al final de la película nos quedamos con la sensación de no saber si realmente hace ciento cincuenta años miles de antílopes se arrojaron al mar, pero lo que sabemos que sí es verdad, es que debemos preguntarnos qué podemos hacer de manera individual y colectiva, para luchar como sociedad. Les antilopes ha participado en el Doclisboa International Film Festival, Hot Docs y FIDMarseille y ahora tendrá su paso por el ForadCamp.

Oman, un desierto que se confunde con Marte

Autora: Daniela Reyes Gutiérrez 

Oman es un desierto que es tan parecido a Marte, que es utilizado como una locación para entrenar astronautas. En medio de las dunas hay un fuerte blanco, alrededor del cual personas con trajes de astronautas investigan las rocas y el terreno. Mars, Oman es un documental que construye una analogía audiovisual entre el planeta y el desierto. 

Los personajes más destacados son unas astronautas que aterrizan en Oman, un joven, su abuelo beduino y dos chicas de un instituto. La película une a estas personas tan diversas a partir de reflexiones sobre su lugar en el universo y comparaciones que hacen entre la vida en el desierto y en Marte, entre los granos de arena y las estrellas. Por medio de estas conversaciones se plantean preguntas por el nomadismo, la exploración, la colonización, la libertad y sobre todo, se preguntan si tiene sentido o no “conquistar otro planeta” en búsqueda de vida y recursos como el agua. 

El corto empieza con una especie de carta de intención de la directora, Vanessa del Campo, en la que ella nos habla de su fascinación por el espacio. A medida que avanza la película, todos los personajes, aunque sean de diferentes culturas, parecen compartir con ella esa misma fascinación. Sin embargo, lo que conocen y perciben del espacio es muy diferente en cada caso y está marcado por el lenguaje, las experiencias y el lugar de enunciación de cada persona. 

Por ejemplo,  en una de las escenas más memorables de la película, de noche, en medio del desierto, el beduino le dice a su nieto que le va a enseñar la estrella Alizef. Le explica que cuando desaparece, las camellas paren a sus crías, las amamantan y regresan al desierto. Luego señala otra estrella; le dice que se trata de Marte y le explica el movimiento de otros cuerpos celestes que la rodean y su influencia en la Tierra. El nieto le responde que en la escuela también le han enseñado los nombres de los cuerpos que están en el cielo y enumera los nueve planetas del sistema solar. El abuelo le dice que esos nombres no los conoce, que él no fue a la escuela y que los beduinos les tienen otros nombres. De esta manera, a partir del montaje de varias conversaciones que se entrelazan con reflexiones en primera persona de la directora, ella consigue conectar distintos mundos, lenguajes y formas de responder a las preguntas que ella misma se hace sobre la inmensidad del espacio y su relación con nuestro planeta. 

Mars, Oman ha sido premiado con el IDFA Talent Award en Visions du Réel, el Sangalli Award en el Festival dei Popoli y el premio a mejor documental internacional en MiradasDoc. Actualmente está disponible en varias plataformas de VOD y lo pueden ver también como parte de la selección oficial del ForadCamp.

400 paires de bottes, testimonio observacional de migrantes africanos

Autora: Daniela Reyes Gutiérrez 


400 paires de bottes es un documental de observación sobre cómo migrantes africanos cruzan la frontera franco italiana de los Altos Alpes. Para ayudarlos a protegerse del frío, una organización italiana compra botas de invierno en Turín que van y vienen entre Italia y Francia, para volver a ser utilizadas por cientos de migrantes. La película gira en torno a cómo un par de zapatos de Decathlon, una marca de artículos deportivos de mercado masivo, se convierten en una herramienta migratoria.

Durante los últimos años miles de migrantes llegaron de Italia a Francia. Este corto muestra el recorrido cíclico que hacen estos zapatos de un lado a otro de la frontera y cuenta cómo, alrededor de este movimiento, se construyen lazos entre las personas que habitan ese territorio y los inmigrantes.

En la película vemos el viaje desde que llegan las botas a la organización y todo el proceso de entregarlas a las personas que las necesitan. Adicional a la entrega de los zapatos, nos muestran cómo la organización que se encarga de esto también ofrece comida, café y otros cuidados a los migrantes, como lavarles los pies con agua caliente o explicarles la ruta que tienen que tomar. La cámara alterna planos generales fijos largos con planos secuencia más cerrados hechos al hombro. Normalmente los planos fijos son utilizados para mostrar el paisaje nevado y frío y los planos secuencia para seguir a los personajes en su recorrido. 

Se trata de una cámara que observa esta realidad desde afuera, pero por momentos intenta sumergirnos en la experiencia de este viaje, poniéndonos a mirar desde el punto de vista de los migrantes. Este cortometraje fue dirigido por Raphaël Botiveau y Hélène Baillot y tuvo su estreno mundial en el IDFA el año pasado. Ahora lo pueden ver en esta edición del ForadCamp.

Retrato de Shadegan, un estanque en peligro

Autora: Daniela Reyes Gutiérrez

 

Shadegan es un estanque que queda en Khuzestan, Irán. Tanto este cuerpo de agua como los humedales que lo rodean, se alimentan del río Karun y están conectados con el Golfo Pérsico. Este cortometraje nos sumerge en la cotidianidad de un niño pescador de 12 años de edad, que ve el estanque como un segundo hogar y como el sustento principal de su familia. Sin necesidad de diálogos y, en gran parte, a través de planos secuencia del pescador en su balsa y de recorridos por el agua sobre la cual flotan aves y peces muertos, la película nos hace entender que el futuro del estanque está en riesgo y, por ende, también el del protagonista, su familia y el de todas las familias que dependen de éste.  

Durante los 15 minutos que dura el cortometraje, la cámara jamás sale del estanque y sigue durante todo el tiempo el trayecto del pescador. Es una cámara casi siempre al hombro que suele mecerse con el movimiento del agua. El montaje va al ritmo del agua y del movimiento de la balsa, empleando pocos cortes. Los planos son largos y están montados de manera que cada escena está compuesta, la mayoría de las veces, por uno solo. Esto genera la sensación de que estamos viviendo la cotidianidad en el estanque casi en tiempo real.

Por otro lado, el cortometraje está estructurado narrativamente de modo que todo empieza desde que sale el sol y termina cuando se oculta. En el primer plano entramos al estanque con el niño y en el último nos vamos de él. De esta manera la cámara, la estructura y el montaje, nos sitúan en el punto de vista del personaje principal. El sonido, por su parte, ayuda a construir toda la atmósfera de la naturaleza alrededor del estanque, pero también nos deja oír sonidos fuera de cuadro, como disparos, que funcionan como indicios de que este lugar está en peligro. 

Shadegan es un documental de observación en el que, a través de estas características de la cámara, el montaje y el sonido, retrata el punto de vista del personaje principal de una manera cercana e íntima que nos sumerge en la realidad de un cuerpo de agua que, debido a actividades humanas irresponsables o inconscientes, probablemente relacionadas con procesos industriales, puede llegar a dejar de existir. Fue dirigido, producido y fotografiado por Ako Salemi y ganó el premio Kids & Docs Award del festival IDFA 2020. También ha participado en festivales como Visions du réel, Doc NYC y el New Orleans Film Festival. No se lo pueden perder en esta edición de Foradcamp.